Por qué nos pica la piel?
El picor en la piel (y a consecuencia el gesto de rascarnos) es un gesto totalmente habitual. Es más, puede resultar difícil pensar en un día en el que no lo hayamos hecho al menos una vez: nos rascamos muy a menudo!
Sabemos que la piel tiene una función vital: es la barrera que protege el interior del cuerpo. Está llena de células especiales del sistema inmunológico que están allí para protegerla (como al resto del cuerpo) de virus, bacterias y otras amenazas.
Pues bien, en relación a ella hay un hecho cotidiano y universal: la piel pica. Pero ¿Te has preguntado alguna vez porqué nos pica la piel?
Pero es que el picor como síntoma de algo más puede llegar a ser muy molesto, más aún que el dolor. Interfiere en nuestra rutina diaria, alterando nuestra calidad de vida, sueño, crecimiento y el desarrollo emocional.
También puede alterar el rendimiento escolar y laboral durante el día, llegando a provocar irritación y enfado y asociándose frecuentemente a alteraciones psiquiátricas como el trastorno de la ansiedad y la depresión.
¿Qué es el picor?
El picor se ha definido como una sensación desagradable que provoca el deseo del rascado.
Es un mecanismo de protección ya que en su forma aguda nos avisa y nos ayuda a expulsar parásitos haciendo que nos pique la piel.
Pero en su forma crónica es normalmente patológico e indica alguna enfermedad que hay que descubrir. Es tan insoportable que los pacientes frecuentemente notan que se deben rascar hasta que desaparezca el picor y aparezca el dolor. Y según describen algunos pacientes, curiosamente se puede asociar a una sensación sensual que hace que sea difícil detener ese prurito, ya que genera placer.
¿Cómo se envía esa información y por qué nos calma rascarnos?
La explicación clásica médica del picor es a través de la liberación en la piel de sustancias como la histamina (seguro que le suenan los “antihistamínicos”), motivo por el que a este picor se le conoce también como picor histaminérgico.
Un equipo de científicos de la Universidad de Washington, liderados por el anestesiólogo, psiquiatra y biólogo del desarrollo Zhou-Feng Chen, descubrió que existen neuronas específicas para el picor. Su equipo identificó los primeros receptores del picor relacionados con una molécula llamada gastrina.
Y según se publicó en la revista Science existe un gen que codifica este receptor directamente implicado en la recepción del picor. En definitiva, este gen contiene la información para la síntesis de los receptores del picor.
Los estímulos que producen el picor son recogidos por fibras nerviosas situadas en la piel (neuronas del picor) que envían la señal a través de la médula espinal hasta llegar al cerebro. Allí, las neuronas específicas nos hacen conscientes de que nos pica. Posteriormente, para calmar el picor nos rascamos. Este estímulo doloroso comparte ruta con el picor y cierra la puerta de entrada del picor a la médula espinal.
Zhou-Feng Chen
Sin embargo, si bien es cierto que rascarse provoca alivio, lo cierto es que rascarse de manera reiterada puede producir zonas de piel engrosadas y elevadas que podrían sangrar o infectarse.
Si el picor dura un período prolongado de tiempo, a medida que te rascas o frotas la zona, aumenta la picazón. Y cuanto más te pica, más te rascas. Romper este ciclo de picazón-rascado puede ser difícil.
Hay un tipo de picor diferente
Recientemente se ha descubierto que hay un segundo tipo de picor donde hay implicadas otras sustancias químicas nuevas aparte de la histamina. Este hallazgo ha generado gran interés como futuras dianas del tratamiento de picor crónico. Es por ejemplo el caso del intenso picor que se produce en los pacientes que sufren de dermatitis atópica.
A este otro tipo de picor se le ha llamado no-histaminérgico, para diferenciarlo del clásico o histaminérgico donde el principal responsable es la histamina.
La clave está en las sustancias químicas conocidas como interleukinas y su papel en el picor. Su conocimiento supone un enorme avance que ha abierto la puerta a tratamientos novedosos diferentes a los antihistamínicos clásicos.
Por lo tanto es primordial el diagnóstico exacto y el tratamiento efectivo del picor en el cuidado del paciente alérgico.
Las causas de picor en la piel pueden estar entre las siguientes:
- Enfermedades inflamatorias de la piel, como la dermatitis atópica (eccema), urticaria, piel seca (xerosis), psoriasis o picaduras de insectos.
- Enfermedades hepáticas o renales, alteraciones endocrinológicas como la diabetes o problemas de tiroides y neoplasias como leucemias o linfomas.
- Trastornos neuropáticos (sistema nervioso).
- Enfermedades psiquiátricas.
- Irritación y reacciones alérgicas. La lana, sustancias químicas, cosméticos y jabones y otras sustancias pueden irritar la piel y causar sarpullido y picazón. En ocasiones, las sustancias liberadas por malezas en la naturaleza, como las ortigas o hiedras pueden causar una reacción de picor en la piel. Además, las reacciones a determinados medicamentos, como los analgésicos narcóticos (opioides) pueden causar picazón en la piel.
Por lo tanto, en casos de picores persistentes que no ceden ante unos buenos hábitos de higiene e hidratación de la piel, lo más recomendable será visitar al médico. De esta manera se podrá proceder al diagnóstico certero de la condición subyacente que provoque este síntoma. Ya sea enfermedad, alergias o causas psicológicas, lo bueno es conocer, tratar y poner medios para llevar una mejor calidad de vida gracias al tratamiento adecuado.