Alergia otoñal
Después de la polinización de las gramíneas y el olivo vienen las quenopodiáceas, familia de plantas a las que pertenecen los cenizos y salsolas. También a finales de verano podemos detectar los hongos, fundamentalmente la alternaria.
Las quenopodiáceas son malezas relativamente desconocidas pero que presentan un amplio periodo de polinización que se puede extender desde abril hasta octubre, siendo los meses fundamentales finales de agosto y septiembre.
Esta familia de plantas tiene como especies más importantes para los alérgicos el Chenopodium album y la Salsola Kali. Otras plantas (sin interés alergológico) de la familia son la remolacha azucarera y las espinacas.
Su aspecto al microscopio electrónico es muy característico, como el de una pelota de golf.
Fueron descritos por primera vez en Arizona en 1933. Presentan una extraordinaria resistencia a la sequía, proliferando por tanto en zonas semidesérticas con escasa lluvia como Toledo, Zaragoza, Alicante o Almería.
Las quenopodiáceas son malezas que crecen en el borde de los caminos y próximos al cultivo de la vid, por lo que afecta especialmente a los vendimiadores sensibles a este polen y a los deportistas. Puede provocar rinitis y asma en los pacientes sensibilizados.
Otra alergia característica de otoño es la alternaria, un hongo atmosférico que suele producir asma.
La alternaria puede afectar a los niños, debido a la liberación de esporas de este hongo en parques y jardines.
Esta alergia puede comenzar con picor de nariz, congestión nasal, tos seca acompañada de pitidos al respirar, con limitación en el juego y al correr.
Chenopodium album. Imagen: Melganzenvoet bloeiwijze/Wikipedia commons