La función de la piel en la dermatitis atópica
Debes tomar consciencia de un hecho muy importante: tu piel funciona como una barrera de defensa frente al exterior. Y tanto la piel como las mucosas están expuestas de forma continua a agresiones en la vida moderna. Por lo tanto, para mantenerte saludable, tu misión es cuidar de ellas. Es importante prevenir o tratar adecuadamente tu piel ante la amenaza de la dermatitis atópica. Para eso, tendrás que conocer cuáles son sus agresores.
Son tóxicos para las células de la piel:
- elementos químicos que se usan para el lavado de ropa y la limpieza del hogar (detergentes, surfactantes),
- enzimas y emulsificantes en la comida procesada, y
- elementos que se respiran en el medio ambiente: humo de tabaco, partículas sólidas en el aire, humo de los escapes de diésel, ozono, nanopartículas y microplásticos.
- También los alérgenos ambientales como los ácaros del polvo, hongos, bacterias, virus y toxinas con las que nos topamos diariamente en el mundo industrializado.
El problema está en las proteínas de las uniones de la piel
La piel forma una barrera impermeable que impide el tránsito de microbios y sustancias dañinas hacia el interior del cuerpo. En ella existen unas uniones herméticas en las células llamadas “uniones estrechas” y son las que conforman esa barrera protectora.
En los pacientes con dermatitis atópica, se ha observado un déficit de producción de proteínas de las uniones estrechas. Por mutaciones genéticas también se alteran unas proteínas llamadas filagrinas.
El daño que se produce cambia las bacterias de la piel
Si se daña el epitelio, se produce una inflamación y se desarrolla la enfermedad atópica de la piel ó dermatitis atópica. La barrera se reestructura y aumenta la permeabilidad de la piel, alterando el delicado equilibrio de los microbios que habitan de forma habitual en nuestra epidermis.
Es entonces cuando cambia la población bacteriana habitual de nuestra piel, disminuyendo la diversidad y aumentando en abundancia una bacteria llamada Staphilococos Aureus. Su aumento se puede correlacionar con la gravedad de la enfermedad.
Estos microbios viajan hasta las capas más profundas de la piel y producen un estado de microinflamación y activan de forma continua las células de defensa, provocando potencialmente la aparición de enfermedades alérgicas.
La clave está en el delicado equilibrio entre los microbios de la piel, la barrera epitelial y el sistema de defensas de la piel. Juntos nos protegen, pero si este equilibrio se altera, conducirá a la enfermedad alérgica.
La dermatitis atópica es la enfermedad crónica de la piel más frecuente en la infancia
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel que afecta a 1 de cada 4 niños y a 1 de cada 10 adultos. Además conlleva el riesgo de desarrollar posteriormente otras enfermedades alérgicas, como la rinitis y el asma bronquial.
El picor o prurito crónica es el principal síntoma que afecta a los pacientes con dermatitis atópica, alterando su calidad de vida. Nuevamente la alteración de la función de barrera de la piel provoca la inducción del picor.
Además el rascado crónico en la piel atópica empeora los síntomas clínicos: el ciclo picor-rascado aumenta este circuito de retroalimentación como la pescadilla que se muerde la cola.
La compresión de estos fenómenos ha llevado al desarrollo de nuevos medicamentos, como los inhibidores de la Interleuquina 31 o los anticuerpos que bloquean las interleuquinas 4 y 13.