150 millones de europeos atrapados por la alergia
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150 millones de europeos atrapados por la alergia
Es frecuente la confusión entre dos primos de la misma familia: “alergia” y “asma”. 3 de cada 4 adultos con asma tienen rinitis alérgica y la mayoría de los niños asmáticos son alérgicos (el 80%). La respuesta está en la alergia.
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Asma y alergia van de la mano
Tanto el asma como otras enfermedades alérgicas tienden a heredarse: lo saben bien muchas familias donde varios miembros son pacientes habituales del alergólogo.
El trasfondo alérgico se puede manifestar como eccemas o sequedad de piel (dermatitis atópica), moqueo frecuente (rinitis alérgica), problemas con los alimentos (alergia a alimentos) u otros familiares afectados (carga genética).
Pero no siempre es fácil distinguirlo. Hay niños con inmadurez en las vías respiratorias que suelen tener pitos al respirar (sibilancias) y tos de larga duración, especialmente por la noche. Estos son también síntomas del asma. No necesariamente hay que tener dificultad para respirar o ahogarse para tener asma; muchos niños asmáticos no suelen tener dificultad al respirar. La diferencia entre los inmaduros y los asmáticos es el tiempo: a los primeros se le irá corrigiendo el problema de forma progresiva, mientras que el niño asmático continuará con sus síntomas.
Los síntomas del asma se pueden desencadenar por la exposición las causas de alergia o alérgenos: ácaros del polvo doméstico, pólenes, hongos, epitelios de animales (gatos y perros fundamentalmente). También pueden empeorar los asmáticos por la exposición a humo de tabaco, contaminación atmosférica e infecciones (resfriados, gripe, faringitis).
Tanto niños como adultos se pueden beneficiar de una modalidad de tratamiento específica, las vacunas antialérgicas o inmunoterapia cuyo objetivo es desensibilizar al paciente de sus síntomas atacando al origen (la alergia). Otras modalidades de tratamiento son los broncodilatadores, antiinflamatorios y los recientes tratamientos biológicos o anticuerpos que bloquean sustancias responsables del asma grave.
La primera señal: piel atópica
Los eccemas en la piel (dermatitis atópica o piel atópica) son frecuentemente la primera señal de que el niño es alérgico y que en el futuro podrá desarrollar rinitis o asma al crecer.
Es frecuente llevar al hijo al Pediatra porque le pica la piel, está seca, salen pequeños granitos o manchas blancas durante el verano que se confunden con los hongos. El Alergólogo o el Pediatra indica que el niño tiene «piel atópica«.
[quote align=»center» color=»#999999″]1 de cada 3 niños tiene alguna enfermedad alérgica
Los griegos dieron el nombre de “atópico” a lo que era extraño, raro o fuera de lugar. En Medicina “alergia” y “atopia” se usan prácticamente de forma intercambiable, con el pequeño matiz de que un individuo atópico es aquél con predisposición a sensibilizarse a todo aquello que le rodea, es decir, tiene predisposición a padecer alergia.
Limitación de la vida
Las alergias pueden disminuir la calidad de vida de los ciudadanos y limitar sus actividades diarias, originando un sufrimiento personal, familiar y económico. Actualmente se calcula que hay 150 millones de europeos atrapados por la alergia.
El objetivo del tratamiento del asma y las alergias en general es la curación con medicamentos específicos (vacunas antialérgicas o inmunoterapia) o el control de la misma si no es posible, para que el paciente pueda llevar una vida sin restricciones en sus actividades.
Fuente: Campaña Beware of Allergy 2014-2015, una iniciativa de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) organización sin ánimo de lucro que trabaja en el campo de las enfermedades alérgicas e inmunológicas como el asma, la rinitis, el eccema, la alergia pro la alergia alimentaria o medicamentosa y la anafilaxia.
Fecha última revisión: 28 de enero de 2015